Desde hace varios años, cuando me interese en el mundo del maquillaje, no puedo dejar de observar a las mujeres que van maquilladas a mi alrededor y en algunas ocasiones veo que cometen un error en el manejo del color. Es un error muy frecuente y por eso quiero dedicar este blog de hoy a un consejo básico para corregirlo.
Para empezar debes saber que el uso del color es intuitivo, subjetivo, creativo, podríamos decir imaginativo y también condicionado por las tendencias de la moda. Además de los gustos se debe tener en cuenta qué sienta bien a cada tipo de piel y la edad que refleja el rostro. En fin que hay muchos aspectos en juego a la hora de elegir los colores que utilizamos cuando vamos a maquillarnos.
Pero independientemente de todas estas variables debemos cumplir una especie de regla básica:
El colorete o rubor y el color de los labios deben coincidir en lo siguiente: Ambos deben ser colores cálidos o los dos deben ser fríos.
En este orden de ideas sería un error llevar un colorete anaranjado con una barra de labios púrpura o fucsia. De igual manera no funcionaría un colorete rosa intenso con unos labios en coral.
Los colores cálidos son los que tienen una tonalidad amarilla o anaranjada, por decirlo en términos sencillos, y los colores fríos son los que tienen un porcentaje de azul en su creación, como los berengena, fucsias, y muchos tonos rosa.
La modelo de la foto, por ejemplo, lleva los labios y los pómulos maquillados en tonos cálidos (pica sobre la foto para verla más grande).
Cuando una chica se maquilla sin tener en cuenta este aspecto la imagen del rostro es descordinada, artificial, sin estilo. Simplemente no cuadra. Así que atención al tema.
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